Día 1: viaje y llegada a Pompeya

Pasó a recogernos una amiga y llegamos al aeropuerto un par de horas antes como solemos tener costumbre. Había un poco de cola en facturación pero tampoco nos llevó mucho tiempo. Luego a pasar el control, esta vez nos pareció muy estricto para lo que suele ser en Valencia, nos hicieron abrir la funda de la cámara y hasta nos revisaron la mochila.

Matamos el tiempo desayunando/almorzando, dos cafés y dos bollos (7 €). El vuelo salió puntual a las 12’55 y tras un par de horas de vuelo tranquilo llegamos al aeropuerto de Roma Fuimicino, a las 14’50 como estaba previsto.

Para nuestro enlace no había que cambiar de terminal, llegábamos y salíamos desde la terminal 1, teníamos un par de horas hasta la hora del embarque, y como además ya había hambre, sin tiempo que perder fuimos a comer.

Nos llamó la atención que prácticamente todos los bares eran para estar de pie, elegimos uno que tenía menú, bocata, bebida y postre 8’60 € cada uno.

El siguiente vuelo también estaba en hora y a las 17’35 estábamos saliendo, este avión era más pequeño y el equipaje de mano se dejaba a pie del avión, el vuelo era corto, algo menos de una hora, nos avisaron de turbulencias, pero afortunadamente fueron muy pocas; y a la hora prevista, las 18’30 llegamos a Nápoles.

Tras recoger la maleta, nos estaban esperando. Como íbamos a Pompeya, decidimos preguntar a nuestro alojamiento si ofrecían transfer y a qué precio, nos dijeron que 50 € y como nos pareció razonable aceptamos; si no hubiéramos tenido que coger el autobús al centro de la ciudad y luego un tren, y además entonces aun estábamos un poco liados con el tema de los trenes; así que nos pareció la opción más razonable.

Sobre las 7’45 llegamos a nuestro alojamiento B&B Eco Pompei, donde nos estaba esperando Alessandro para hacer el check-in, nos enseñó la habitación, nos comentó algunas cosas turísticas y ya nos despedimos hasta mañana.

Dejamos maletas y como no llovía salimos a dar una vueltecilla, estábamos muy bien ubicados en pleno centro. El pueblo nos pareció la mar de tranquilo, más bien había muy poca gente por la calle y muchos bares cerrados.

Basilica de la Virgen del Rosario


Sobre las 8’30 fuimos a cenar, no nos complicamos mucho la vida y fuimos al que había bajo de nuestro alojamiento. En la Pizzería Alleria nos sirvieron bastante rápido, pedimos 2 pizzas (una normal y una frita que es típica de la zona) 2 cervezas y 2 limonchelos; nos costó 25 €, todo bastante bueno.


Pizza frita (nada aceitosa)

Como seguía sin llover y no era tarde pasemos hasta las ruinas, Alfredo se compró un helado, bastante bueno, pero bastante caro también (4 €), y ya volvimos hacia el hotel.

Revisamos correos, la ruta del día siguiente, así como la previsión meteorológica, y ya se nos hizo medianoche.

2 comentarios:

  1. Nunca he comido la pizza frita. ¿Es como una calzone?.

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  2. Mas o menos si, para nosotros es bastante parecida a la calzone; pensábamos que igual sería demasiado fritanga, pero para nada estaba muy buena.
    Un saludo.

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