Lo de levantarse antes de las 5 es algo que nunca
entre mis planes, eso de que el despertador suene a las 4’45 es inhumano, pero
uno muchas veces no puede eligir las horas de los aviones.
La cita con el taxi era a las 5’15 y cuando bajamos
unos minutillos antes ya estaba esperándonos; el trayecto al aeropuerto a esas
horas fue rápido, unos 15 minutos, ya que como era de suponer a esas horas no
había nada de tráfico; el trayecto costó 22 o 24 € (no recordamos exactamente).
Desde ayer comenzaba una nueva historia en los
aeropuertos para pasar el control, que era la revisión exhaustiva de las cámaras
de fotografía, así que la llevábamos a mano; pero fue un control normal y no
tuvimos que abrir nada.
El primer vuelo lo teníamos a las 7’25 y estaba en
hora, así como la llegada a Roma que evidentemente también fue en hora, las 8’10.
A la llegada al aeropuerto de Roma Fuimicino, lo
primero que hicimos fue ir a ver en las pantallas nuestro vuelo a Valencia, que también estaba
en hora; teníamos una escala de algo menos de dos horas, así que directos a
desayunar, unos cafés y unos bollos (5’60 €), y luego sin perder tiempo al
embarque.
Mientras esperábamos retrasaron un poco el embarque
y acabamos saliendo con media hora de retraso de la hora prevista que era las 10’00,
y también con casi media hora de retraso llegamos a Valencia, en vez de las
12’05 que era la hora prevista llegamos a las 12’30.
Recogimos maletas y a casa.
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